Su verdadero nombre es Glorieta de la Lucha del Pueblo Mexicano por su Libertad, se conoce como Museo del Caracol por su disposición museográfica en espiral en el que se observan maquetas, cuadros, litografías y fotografías que narran la Historia de México.
La estructura del edificio está formada por un cilindro, dentro del cual una espiral lo subdivide en 4 pisos del extremo superior hacia el inferior.
Se ubica a un costado de las instalaciones del Museo Nacional de Historia (Castillo de Chapultepec), y su principal acceso es por Pasillo Metro.
Sala 1: Los años finales del virreinato
muestra como era la vida novohispana en el ocaso del virreinato. aborda el tema de la pirateria que tuvo gran importancia en los procesos comerciales. Asi mismo documenta los antecedentes y causa de la guerra de independencia, tomando como referencia la conspiracion, origen del movimiento.
Sala 2 : El levantamiento de Hidalgo
Presenta la campaña militar de Hidalgo que inicio en el pueblo de Dolores asi como la entrevista en Charo y las cruciales batallas de Guanajuato y Monte de las Cruces. Termina con la captura de Hidalgo y de los principales dirigentes del movimiento. Actos reelevantes de esta etapa son :
*La abolicion de la esclavitud
*La suprecion del pago de tributos de los indios y castas.
Sala 3 : La participación de Morelos
Al morir el cura hidalgo y los primeros dirigentes, la conducción de la insurgencia quedo a cargo de Ignacio López Rayón y posteriormente de José María Morelos y Pavón. Los dioramas representan las principales acciones velicas del ejercito de Morelos, los trascendentales momentos de la creación del congreso de Anáhuac, el juicio y muerte de Morelos, la participación de Vicente Guerrero así como la campaña militar del español Xavier Mina.
Sala 4: La consumación de independencia
Presenta los acontecimientos más relevantes de la última etapa de la independencia; el encuentro entre Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, la entrada triunfal del ejercito trigarante a la ciudad de México el 27 de septiembre de 1821, evento que marca el fin de la guerra. Así como” La coronación de Iturbide” como emperador de México, primer ensayo de organización política de la nación independiente.
Tras la caída de Iturbide el gobierno provisional convoco a la formación del primer congreso constituyente en 1824 que estableció la república federal con sus poderes legislativo, ejecutivo y con la religión católica como única. Así mismo encontramos las batallas libradas por la república en contra de fuerzas de ocupación españolas, primero en la fortaleza de San Juan de Ulúa en 1825 y más tarde en el estado de Tamaulipas en 1829. La sala concluye con la batalla del álamo, en la que Santa Anna intenta reprimir a los independentistas texanos.
Sala 6: La invasión norteamericana
Se ilustran las principales acciones velicas de la invasión norteamericana como las batallas de la angostura, Churubusco y el asalto al castillo de Chapultepec el 13 de septiembre de 1847. Intervención armada que termina con la firma de los tratados de paz conocidos como de Guadalupe Hidalgo, en febrero de 1848 con la pérdida de más de la mitad del territorio.
Sala 7: La guerra de reforma
Al triunfar la revolución de Ayutla que logra la destitución de Santa Anna del poder, los gobiernos liberales de Juan Alvares y posteriormente de Ignacio Commonfort, promulgaron las primeras leyes de reforma encaminadas a fortalecer al estado frente al poder corporativo de la iglesia. Reformas que condujeron a la promulgación de la primera constitución liberal en 1857 y a la guerra de reforma o también llamada de 3 años. Movimiento armado que termina con el triunfo de los liberales sobre los conservadores, en la batalla de Calpulalpan el 22 de diciembre de 1860.
Sala 8: La intervención francesa (1862-1867)
Constituyen el eje de la sala, el ascenso y la caída del imperio del noble austriaco Maximiliano de Habsburgo apoyado por el partido conservador mexicano y por el ejército de Napoleón III. En la sala se encuentran escenificadas la batalla de puebla en 1862; el ofrecimiento de parte de los conservadores del trono mexicano al príncipe austriaco; la entrada triunfal de Maximiliano y Carlota a la ciudad de México en 1862, las principales batallas entre las fuerzas liberales e imperiales y el fusilamientos del emperador en el cerro de las campanas en Querétaro.
La muerte de Maximiliano represento la victoria definitiva de la causa liberal frente a los conservadores. Dando inicio a un periodo de relativa estabilidad política en el que se llevaron a la práctica las medidas políticas, económicas, sociales y educativas, decretadas por los liberales.
Sala 10: El ocaso del porfiriato
El desarrollo económico del porfiriato trajo como consecuencia el desmedido enriquecimiento de los dueños de las tierras, comercios e industrias, en tanto que la mayor parte de la población padecía una sobre explotación de su trabajo y el despojo de sus tierras. En estas condiciones el régimen de Porfirio Díaz reprimió las manifestaciones de descontento.
En 1910 en el centenario de la independencia, Francisco I. Madero encabezo la oposición que pretendía instaurar un sistema democrático. Madero participo en las elecciones presidenciales, pero fue encarcelado por el presidente días tras huir de su cautiverio emitió el plan de San Luis, estallando la revolución el 20 de noviembre de 1910.
Una vez que las fuerzas constitucionalistas encabezadas por Venustiano Carranza se erigieron como triunfantes en contra de las fuerzas villistas y zapatistas en 1915 Carranza convoco a un congreso constituyente para reformar la carta magna, mismo que el 5 de febrero de 1917, en la ciudad de Querétaro, promulgo la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos, documento que rige hasta la actualidad.
Recinto de la constitución
En esta singular sala ubicada en el interior de un torreón con muros de tezontle, se encuentra un altar vitrina que alberga la reproducción similar de la constitución política de nuestro país promulgada en 1917. Concluye así la visita, presentando la carta magna que constituye la piedra angular sobre la que se ha edificado la nación mexicana.
MUSEO NACIONAL DE HISTORIA
El museo nacional de historia mantiene en su interior la división fundamental entre el castillo y el alcázar aunque en sentido estricto ambos términos significan lo mismo, el tiempo y la museografía ha preferido utilizarlos para identificar dos áreas que han desempeñado funciones diferentes en la historia del edificio. En el alcázar se ha conservado el sentido residencial que le otorgaron los gobernantes: sus recamaras y salones recrean ambientaciones de época que remiten a la vida cotidiana de quienes aquí vivieron para mostrar en palabras de los fundadores del museo un escenario de profundas reminiscencias por el paso en el de personajes reconocidos en las etapas de la historia.
LA CONQUISTA ESPAÑOLA
La conquista española de Mesoamérica comenzó en 1519 y concluyó con la toma de Tenochtitlán (1521) y con la derrota de las culturas indígenas de Yucatán (1527).
Los españoles se dirigieron a Centroamérica para finalizar la conquista de Mesoamérica. Muchos pobladores de aquellos territorios murieron en combate o por las enfermedades que los conquistadores trajeron consigo. Los mesoamericanos que sobrevivieron padecieron después la esclavitud y vieron desaparecer buena parte de su propia cultura. Pero muchos elementos de las culturas mesoamericanas quedaron a salvo, y se mezclaron con las tradiciones europeas: fue el origen de una nueva civilización.
ÉPOCA COLONIAL
Virreinato de Nueva España, entidad político-administrativa establecida por los monarcas españoles durante el periodo colonial (inicios del siglo XVI-principios del siglo XIX)
Virreinato de Nueva España, entidad político-administrativa establecida por los monarcas españoles durante el periodo colonial (inicios del siglo XVI-principios del siglo XIX)
Nueva España fue el nombre que dio Hernán Cortés a las tierras que conquistó, expresando que así la llamaba por las semejanzas que guardaba con España. Esta designación aparece ya oficialmente en una real cédula del emperador Carlos V (el rey español Carlos I), de fecha 15 de octubre de 1522.
Un virrey nombrado al efecto ejercía, en nombre del rey, el gobierno de Nueva España. A lo largo del periodo colonial hubo 63 virreyes, siendo el primero Antonio de Mendoza y el último Juan O’Donojú, quien suscribió con Agustín de Iturbide en 1821 el tratado en el que se reconocía la Independencia de México. En Nueva España se establecieron formalmente divisiones territoriales que se mantuvieron hasta 1776, cuando, hallándose en México el visitador general José de Gálvez, se creó la comandancia general de las Provincias Internas, y, diez años más tarde, las intendencias.
En Nueva España se crearon asimismo circunscripciones religiosas desde fecha muy temprana.
La vida económica del virreinato se apoyaba principalmente en las producciones agrícolas que muchas veces incluían cultivos tradicionales indígenas y otras los introducidos por los españoles. Se desarrolló asimismo, sobre todo en las regiones del norte, la ganadería. Ésta influyó profundamente en la vida y cultura del país. En función de ella florecieron la charrería, las corridas de toros y las de caballos. La minería llegó a tener también un auge muy grande, en especial la explotación de la plata, que hizo famoso a México en el mundo.
La vida económica del virreinato se apoyaba principalmente en las producciones agrícolas que muchas veces incluían cultivos tradicionales indígenas y otras los introducidos por los españoles. Se desarrolló asimismo, sobre todo en las regiones del norte, la ganadería. Ésta influyó profundamente en la vida y cultura del país. En función de ella florecieron la charrería, las corridas de toros y las de caballos. La minería llegó a tener también un auge muy grande, en especial la explotación de la plata, que hizo famoso a México en el mundo.
Los frailes fundaron escuelas para jóvenes nativos en diversos lugares.
INDEPENDENCIA DE MEXICO
Es un hecho importante en la historia de nuestro país, que recordamos como el grito de Dolores, donde se menciona la primera manifestación mexicana en contra de la dominación española. Los hechos sucedieron tras la fallida conspiración de Valladolid en 1809, que se extendió a la ciudad de Querétaro, protegida por el corregidor Miguel Domínguez, quien permitía se reunieran en la casa del presbítero Miguel Sánchez, abogados, sacerdotes y militares como Ignacio Allende y Juan Aldama. A ellos se unió el párroco del pueblo de Dolores, Miguel Hidalgo y Costilla. Descubierta la conspiración, doña Josefa Ortiz, esposa del corregidor, alertó a Hidalgo, quien en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, en la primera misa con los vecinos de su parroquia, proclamó la independencia y en compañía de un reducido grupo de patriotas se alzó en armas, En esta fecha dos acontecimientos obligaron a Hidalgo a tomar esta decisión: la llegada del nuevo virrey Francisco Javier Venegas, teniente general del Ejército e intransigente defensor de la causa realista, y el fracaso de la conspiración de Querétaro (1809) que había sido descubierta y encarcelados sus participantes. En Dolores, el cura Hidalgo se reunió con Ignacio María de Allende y Mariano Abasolo y decidió encabezar un levantamiento popular. Al amanecer del día 16 de septiembre, aprovechando que su misa del domingo era muy concurrida y acudían gentes de la población y rancheros de todas partes de la comarca pronunció una arenga, que se ha dado en llamar el grito de Dolores, un grito de rebelión al que se unieron millares de campesinos e indios, iniciándose así una guerra por la Independencia que no triunfaría sino hasta 1821. |
INTERVENCIÓN NORTEAMERICANA
Conflicto bélico que enfrentó a Estados Unidos y México, desde 1846 hasta 1848.
Las causas principales de la guerra fueron: la anexión de la República de Texas llevada a cabo el 29 de diciembre de 1845 por Estados Unidos, que la convirtió en su 28º estado; las reclamaciones de aquellos ciudadanos estadounidenses contra el gobierno mexicano, que habían sido heridos y sus propiedades arrasadas durante los frecuentes enfrentamientos civiles entre liberales y conservadores mexicanos en esta época; y, por último, el deseo de Estados Unidos de adquirir California y Nuevo México (entonces provincias mexicanas).
En noviembre de 1845, el presidente James K. Polk envió al diplomático John Slidell a México para negociar una modificación de las fronteras, a cambio de la asunción por el gobierno de Estados Unidos de las reclamaciones de los ciudadanos estadounidenses contra México, y también para hacer una oferta de compra de California y Nuevo México. Las autoridades mexicanas rehusaron negociar con Slidell a pesar de su debilidad interna. A su vez, el presidente Polk afirmó que el avance mexicano era una invasión del territorio de Estados Unidos y presionó en el Congreso, que declaró formalmente la guerra a México el 13 de mayo de 1846. México, por su parte, hizo el 7 de julio de 1846 su propia declaración de guerra.
Durante la Guerra Mexicano-estadounidense, las tropas invasoras desembarcaron en la costa atlántica mexicana el 9 de febrero de 1847 y cercaron la ciudad de Veracruz, que fue conquistada el 29 de marzo siguiente por el general Winfield Scott.
El plan de la campaña militar estadounidense constaba de tres objetivos: la invasión del norte de México llevada a cabo por Taylor; la ocupación de Nuevo México (agosto de 1846) y California (julio de 1846) por tropas al mando del coronel Stephen Watts Kearny; y, por último, el bloqueo de las costas mexicanas. Incluso antes de que se declarara oficialmente la guerra, Taylor ya había derrotado a los mexicanos en las batallas de Palo Alto (8 de mayo de 1846) y Resaca de la Palma (9 de mayo), obligándoles a retroceder hacia el río Grande del Norte; sólo entonces se adentró en México, ocupó Matamoros (en Tamaulipas) el 18 de mayo, conquistó Monterrey (24 de septiembre) y se enfrentó a las fuerzas mexicanas, al mando del general y presidente Antonio López de Santa Anna, en la tenazmente disputada batalla de Buena Vista (22 y 23 de febrero de 1847). Kearny ocupó lo que hoy es Nuevo México, e, internándose en California, participó en la conquista de ese territorio. Bajo el mando del comodoro John Drake Sloat y del capitán John Charles Frémont, California ya había declarado su independencia de México, siendo declarado en julio de 1846 territorio de Estados Unidos.
A pesar de estas victorias estadounidenses y del éxito del bloqueo, México se negó a reconocer su derrota, por lo que Estados Unidos decidió enviar una expedición militar para conquistar la capital mexicana y poner así fin a la guerra. Tras un prolongado y cruento cañoneo de la ciudad, las tropas estadounidenses al mando del general Winfield Scott, que había desembarcado el 9 de febrero con 13.000 hombres, conquistaron Veracruz (29 de marzo de 1847) y derrotaron a los mexicanos —que al mando del general Santa Anna le esperaban— en Cerro Gordo, y posteriormente en Contreras y Churubusco. Más tarde, ocuparon Casa Mata y Molino del Rey; y, a continuación, tomaron al asalto el castillo situado en el cerro de Chapultepec —a pesar de la tenaz resistencia de los cadetes del Colegio Militar, popularmente conocidos como los Niños Héroes—, ruta de acceso a la ciudad de México, que cayó el 14 de septiembre de 1847.
El Tratado de Guadalupe Hidalgo, firmado el 2 de febrero de 1848, restableció la paz, que supuso para México la pérdida de más de la mitad de su territorio original. El río Grande del Norte se convirtió en la frontera meridional de Texas, mientras que California y Nuevo México fueron cedidos a Estados Unidos. En contrapartida, Estados Unidos desembolsó a México la suma de 15 millones de dólares, pagaderos en cinco plazos anuales, y se comprometió a solucionar todas las reclamaciones de sus ciudadanos contra México, que superaban los 3,5 millones de dólares.
La guerra con Estados Unidos supuso para México la pérdida de más del 55% de su territorio (2.400.000 km2), en tanto que Estados Unidos, cumpliendo con la doctrina del destino manifiesto, proclamada por John L. Sullivan en 1845, se anexionó tierras de enormes riquezas agrícolas, mineras y petroleras, puertos excelentes y logró una dominante situación estratégica y geopolítica mundial.
El desenlace final supuso la pérdida de una inmensa cantidad de territorios de nuestro país en beneficio de Estados Unidos.
INTERVENCION FRANCESA
La situación económica de México empeoró después de la Guerra de Reforma.
El campo y la minería estaban abandonados, el comercio interior y exterior había decaído, y no se reunían suficientes impuestos. Por todo esto, el gobierno no tenía dinero para cubrir sus gastos e invertir en la mejora de caminos y puertos. Además, debido a las constantes luchas, el ejército había crecido y los gastos para mantenerlo eran enormes. Así, una de las medidas adoptadas por los diferentes gobiernos desde la independencia fue recurrir a préstamos que incrementaron la deuda externa del país, debido a los intereses tan elevados.
Ante la falta de recursos, Juárez decidió dejar de pagar la deuda que se tenía con Inglaterra, Francia y España, aunque prometió volver a pagar en cuanto fuera posible. En respuesta, estos países bloquearon los puertos del Golfo de México, para afectar el intercambio comercial y exigir la liquidación de su deuda.
Juárez negoció con España e Inglaterra el retiro de sus ejércitos, pero Francia inició la intervención en México.
El bloqueo de los puertos del Golfo colocó al gobierno liberal en una posición difícil. Juárez negoció con los generales extranjeros que habían ocupado Veracruz y logró que ingleses y españoles retiraran sus flotas. No obstante, Francia no aceptó y desembarcó sus tropas, las cuales se dirigieron a la capital de la República.
Como vimos anteriormente, los conservadores deseaban que en México se estableciera una monarquía encabezada por un miembro de la realeza europea, por esta razón se sumaron a las tropas invasoras.
El gobierno de Benito Juárez intentó detener el avance de los invasores. En Puebla, el ejército liberal, encabezado por Ignacio Zaragoza, logró una importante victoria el 5 de mayo de 1862. Pero Napoleón III, emperador de Francia, envió 30 mil soldados para apoyar el avance invasor, gracias a lo cual los franceses ocuparon Puebla y un mes después llegaron a la Ciudad de México.
Esto obligó al gobierno liberal a reubicar su sede en diferentes estados del país, hasta situarse en Paso del Norte (hoy Ciudad Juárez), Chihuahua, desde donde continuó la guerra en defensa de la soberanía del país. Al mismo tiempo, los conservadores siguieron con el proyecto de establecer
una monarquía.
Cuando los franceses tomaron la Ciudad de México, convocaron a una asamblea formada por los principales conservadores, quienes proclamaron la creación del Imperio mexicano y ofrecieron el trono a Maximiliano de Habsburgo, para lo cual enviaron una representación hasta el castillo de Miramar, en Trieste.
Dos años después de haber iniciado la guerra contra la intervención francesa, Maximiliano y su esposa, Carlota Amalia, princesa de Bélgica, llegaron a México para ocuparse del gobierno monárquico apoyado por los conservadores. Los liberales, encabezados por Juárez se negaron a reconocer esta autoridad; aun así, el imperio logró imponerse en aquellas zonas del país dominadas por el ejército francés.
Por su parte, el gobierno liberal se mantuvo en las regiones que había logrado defender. Así, durante el tiempo que duró la intervención francesa, México tuvo dos gobiernos: uno republicano constitucionalmente establecido y otro monárquico apoyado por fuerzas extranjeras.
REPUBLICA
REPUBLICA
En julio de 1867, la capital de México recibió a Juárez, que regresaba triunfante luego de la derrota del imperio. Con esta victoria se restableció la República, por lo que al periodo entre 1867 y 1876 se le conoce como República Restaurada.
A consecuencia de tantos años de lucha, al restaurarse la República, el país enfrentaba dificultades: en el ámbito político, el partido Liberal se dividió porque una parte de este grupo se oponía a la reelección presidencial de Benito Juárez.
Al término de la guerra, Juárez restableció su gabinete con civiles; algunos militares que habían participado durante la guerra contra el imperio (entre ellos Porfirio Díaz) se molestaron por no haber sido tomados en cuenta para formar parte del gobierno. Además, había un conflicto entre el centro del país y el resto de las regiones, debido a que durante la guerra los jefes militares controlaban las actividades económicas de algunas regiones, y se apropiaban de sus recursos. Juárez trató de quitarles este poder a los militares, lo que provocó su descontento.
Por otro lado, los miembros del partido Conservador que habían apoyado a Maximiliano sufrieron represalias.
La difícil situación económica se agravó; la carencia de recursos fue uno de los principales problemas de la República Restaurada. Benito Juárez y su sucesor en la presidencia, Sebastián Lerdo de Tejada, sabían que el país necesitaba impulsar su economía, reactivar la producción agrícola, fomentar la industria, construir ferrocarriles y poblar las regiones que no estaban habitadas.
Por ello, se enfocaron en reorganizar la Hacienda Pública, con la idea de conseguir recursos necesarios para mejorar la situación del país. Pero, finalmente, no pudieron realizar sus planes debido a la falta de recursos, las rebeliones de campesinos que habían sido despojados de sus tierras, la inseguridad en sus caminos y las sublevaciones de algunos jefes militares.
PORFIRIATO
Entre 1870 y 1920, nuestro país vivió cambios muy importantes. Con la llegada de Porfirio Díaz a la presidencia, se inició la recuperación de la economía y la reconciliación entre los grupos que hasta entonces se disputaban el poder, se resolvió el problema de la deuda externa y otros países invirtieron en México.
Sin embargo, gran parte de la población continuó viviendo en la miseria, sometida a trabajos excesivos y con poca paga, lo cual produjo descontento.
Para mantener el orden, Porfirio Díaz estableció un gobierno autoritario: reprimió duramente a quienes no estaban de acuerdo con él, limitó la libertad de expresión y se mantuvo en la presidencia por más de 30 años, negándose a efectuar elecciones libres.
En el área económica, Porfirio Díaz buscó atraer inversiones extranjeras, para lo cual ofreció a los empresarios facilidades y ventajas para hacer negocios en México.
La minería, la electricidad, el petróleo, la construcción de ferrocarriles, la producción de hilados y tejidos, y en general las comunicaciones (teléfonos, telégrafos, bancos, puertos) fueron las principales actividades económicas de la época y empresarios de Estados Unidos, Francia, Alemania y Gran Bretaña, invirtieron en ellos.
Gracias a las inversiones, tanto extranjeras como nacionales, se reactivó el comercio, se estimuló
el crecimiento de las ciudades, se generó empleo y se impulsó la producción agrícola; todo esto permitió que mejoraran las condiciones de vida de la clase media y los profesionistas.
No obstante, los beneficios de esta prosperidad no llegaron a otros sectores de la población como campesinos, obreros, artesanos, jornaleros, pequeños comerciantes e indígenas.
Hacia 1884, la inversión extranjera era de 100 millones de pesos y para finales del Porfiriato se elevó 34 veces más.
Al final del siglo XIX empezó un proceso de modernización en nuestro país, debido al cual la vida en algunas ciudades tuvo cambios notables; en general, la tecnología transformó la vida y el paisaje de diversas regiones del país.
Se construyeron numerosas vías ferroviarias, lo que ayudó a la integración y el fortalecimiento económico de diferentes zonas del país, pues los viajes en tren resultaron más rápidos, cómodos y seguros.
También se introdujeron otros transportes, como el automóvil, el tranvía eléctrico y la bicicleta, que permitieron mejorar el traslado de personas y sustituyeron a las carretas y tranvías tirados por mulas.
Las comunicaciones y otros avances tecnológicos modificaron la vida laboral y cotidiana. Con la generación y el uso de la electricidad en las ciudades, se favoreció una actividad nocturna más intensa.
El cinematógrafo dio nuevos espacios de diversión y esparcimiento a la sociedad; la cámara fotográfica representó un medio para perpetuar escenas cotidianas y personajes de la época, y los teléfonos se volvieron el contacto de comercios y casas adineradas que tenían acceso a este medio de comunicación.
Sin embargo, la introducción de estos avances hizo más evidentes las desigualdades sociales en el país. El crecimiento económico y la industrialización implicaron el dominio de unos cuantos.
Las ciudades fueron el escenario en donde se podían observar con claridad los enormes contrastes entre la riqueza y la pobreza.
Hacia finales del siglo XIX y principios del XX se formaron distintos grupos políticos que exigieron elecciones democráticas. Asimismo, se fundaron periódicos opositores al gobierno, como El Hijo del Ahuizote, Excélsior y Regeneración.
En 1908, Porfirio Díaz concedió una entrevista al periodista estadunidense James Creelman, en la cual afirmó que no pensaba competir en las siguientes elecciones presidenciales, pues consideraba que México estaba listo para gobernarse democráticamente. Pero en realidad él no tenía la intención de abandonar el poder.
Ese mismo año, Francisco I. Madero publicó su libro La sucesión presidencial en 1910, en el cual propuso crear un partido político que se opusiera a la reelección de Díaz. Al año siguiente fundó el Partido Nacional Antirreeleccionista y se postuló a la presidencia de la República. Como candidato, viajó por el país para dar a conocer sus ideas políticas, destacando entre ellas su empeño en convertir a México en un país democrático, gobernado por la ley y donde los distintos grupos sociales vivieran en armonía.
Madero obtuvo gran apoyo durante su campaña electoral. Esto alarmó a Díaz, quien ordenó encarcelarlo bajo el cargo de sublevar a la población y de ultrajar a las autoridades. De este modo las elecciones se realizaron mientras Madero se hallaba preso. Los votos a su favor fueron anulados de modo que Porfirio Díaz volvió a ganar la presidencia. Madero logró escapar y protestó
por esta situación por medio del Plan de San Luis, el cual convocaba a la población a levantarse en armas contra el gobierno.
Su llamado encontró respuesta en diversas regiones del país: en Chihuahua, con Francisco Villa y Pascual Orozco; en Puebla, con los hermanos Aquiles, Máximo y Carmen Serdán; y en Morelos, con Emiliano Zapata. Para principios de 1911, los levantamientos se extendieron exitosamente por
diferentes regiones. En mayo, el general Díaz renunció a la presidencia y abandonó el país. Enseguida se realizaron elecciones libres en las que resultó triunfador Francisco I. Madero.
Madero trató de gobernar con apego a la ley y respetando las libertades democráticas. Sin embargo, enfrentó graves problemas. Algunos de sus partidarios esperaban respuestas inmediatas a las demandas sociales y al no obtenerlas se alzaron en armas nuevamente, como sucedió en el caso de Emiliano Zapata. Por otra parte, ni los antiguos porfiristas ni los empresarios extranjeros favorecidos por Díaz veían con buenos ojos al nuevo presidente.
En febrero de 1913, un grupo de militares, apoyados por el embajador de Estados Unidos, se rebelaron contra el gobierno en la Ciudad de México. Este episodio fue conocido como la “Decena Trágica” porque en los 10 días que duraron los combates hubo muchos muertos. Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez fueron asesinados por órdenes del general Victoriano Huerta, quien usurpó la presidencia de México.
Ante este hecho, Venustiano Carranza, gobernador de Coahuila, elaboró el Plan de Guadalupe, en el que se desconoce a Victoriano Huerta como presidente y se autonombra primer jefe del ejército constitucionalista, llamado así porque el plan exigía el respeto a la Constitución.
Durante la Revolución, en distintas partes del país se levantaron en armas grupos revolucionarios con diferentes proyectos políticos. Éstos se organizaron en torno a caudillos como Emiliano Zapata, Francisco Villa, Venustiano Carranza y Álvaro Obregón. Cada uno de ellos elaboró un documento en el que plasmaron sus demandas.
El Plan de Ayala, propuesto por Emiliano Zapata, demandaba el reparto de tierras a indígenas y campesinos, y la entrega de terrenos, montes y aguas a quienes los necesitaran. El movimiento zapatista expresaba las demandas de los campesinos mexicanos que habían sido despojados por los hacendados porfiristas, por lo que peones, jornaleros y otros trabajadores del campo del centro y sur del país se unieron a dicho movimiento.
El movimiento villista representó los anhelos y las necesidades de los trabajadores del campo en el norte del país, quienes reclamaban el reparto de las tierras de las grandes haciendas agrícolas y ganaderas donde trabajaban. Villa elaboró la Ley Agraria General, en la que destacaba la reducción de las grandes propiedades territoriales a límites justos, distribuyendo equitativamente las tierras excedentes.
Venustiano Carranza fue gobernador de Coahuila durante el gobierno de Madero y a su muerte se convirtió en el principal líder revolucionario. Consideró necesario reformar la Constitución para impulsar de manera más equitativa la sociedad, el comercio, la industria y favorecer la educación.
Álvaro Obregón apoyó a Carranza y se sumó al ejército constitucionalista, pues coincidía con él en la idea de hacer de México un país próspero y moderno.
Cuando Victoriano Huerta usurpó la presidencia, villistas y zapatistas se unieron a Venustiano Carranza para combatirlo. Ante esto, en agosto de 1914, Huerta dejó el país y Carranza, que había sido reconocido como jefe por otros caudillos, entró triunfante en la Ciudad de México.
Al ocupar Carranza la presidencia los revolucionarios se enfrentaron, pues muchos, entre ellos Zapata y Villa, no estuvieron de acuerdo, porque pensaban que no se identificaba con los intereses del campesinado. Los jefes revolucionarios se reunieron en Aguascalientes y nombraron presidente a Eulalio Gutiérrez. Así, los revolucionarios quedaron divididos en dos bandos: por un lado los carrancistas y, por otro, villistas y zapatistas. En el bando carrancista el general Álvaro Obregón dirigió con gran éxito al ejército constitucionalista.
Bajo su mando las tropas de Carranza lograron victorias decisivas sobre sus adversarios en 1915.
La victoria del bando constitucionalista sobre Villa y Zapata permitió que Carranza asumiera la presidencia y convocara a un Congreso en Querétaro, con el propósito de redactar una nueva Constitución para el país, la cual se promulgó el 5 de febrero de 1917, y es la que nos rige actualmente.
Esta nueva Constitución retomó los principios liberales plasmados en la de 1857, y también incorporó principios nacionalistas y algunas demandas sociales por las que el pueblo había luchado durante la revolución. Ha sido reformada para adaptarla a los cambios de los tiempos, pero sus principios básicos siguen vigentes.
Garantiza la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos, las libertades de reunión, expresión y tránsito, así como otros derechos fundamentales plasmados en los siguientes artículos.
Art. 3º. La educación que imparta el Estado será gratuita, laica y obligatoria.
Art. 27. Las tierras, montes, aguas y productos del subsuelo pertenecen a la Nación. (Con este artículo se reafirmaba el aspecto social de la propiedad, entendida ésta como dominio transmitido de la Nación a los particulares. Con éste se sentaron las bases del reparto agrario y
la expropiación del petróleo).
Art. 123. Estableció las relaciones obreropatronales: jornada laboral de ocho horas, el derecho a la seguridad y a la asistencia social, el derecho a huelga, la igualdad de oportunidades en el trabajo para todos los ciudadanos.
Durante la lucha revolucionaria participaron miles de personas, hombres, mujeres y niños, de diferentes grupos sociales. La mayoría fueron indígenas, campesinos, rancheros, obreros y empleados, entre otros.
La revolución modificó la vida de las personas, sus valores y expresiones culturales. La violencia, los continuos traslados a otras regiones, las penurias de la guerra, el hambre y la pobreza, desarraigaron a familias enteras, propiciando, en medio de la guerra y de los ejércitos federales y revolucionarios, un amplio intercambio cultural.
La revolución modificó la vida de las personas, sus valores y expresiones culturales. La violencia, los continuos traslados a otras regiones, las penurias de la guerra, el hambre y la pobreza, desarraigaron a familias enteras, propiciando, en medio de la guerra y de los ejércitos federales y revolucionarios, un amplio intercambio cultural.
La música fue parte de la cotidianidad popular, los ejércitos pasaban largas horas vigilando y en espera de un posible ataque, pero a ratos y para entretenerse entonaban canciones o corridos, que contaban las hazañas e historias de los personajes o caudillos revolucionarios.
Con el tiempo, la cultura de la revolución pasó a formar parte de la cultura nacional, dando lugar a expresiones artísticas como la música, la pintura, escultura, literatura y el cine.
PERIODOS POSREVOLUCIONARIOS
El general Álvaro Obregón fue presidente de México de 1920 a 1924. Su participación en la revolución había sido sobresaliente debido a sus grandes habilidades políticas y militares.
Como presidente llevó a cabo el reparto agrario, protegió la propiedad privada, ganó el apoyo de obreros, campesinos y de sus adversarios políticos, arregló las conflictivas relaciones con Estados Unidos y fundó importantes instituciones. Con su poder e influencia logró que sus aliados modificaran el principio constitucional de no reelección presidencial, y fue electo de nuevo en 1928. Antes de tomar posesión fue asesinado, lo que provocó una grave crisis política.
Durante su gobierno, el presidente Plutarco Elías Calles (1924–1928) se propuso hacer las reformas necesarias para que México consiguiera un mejor desarrollo económico y social. Con ese propósito creó importantes instituciones, como el Banco de México en 1925 y estableció negociaciones con los gobiernos extranjeros para un mayor beneficio de México en la explotación de sus recursos naturales.
En los últimos dos años de su gestión enfrentó serios problemas políticos provocados por la guerra cristera, los conflictos con el gobierno de Estados Unidos y el asesinato del presidente electo Álvaro Obregón. Después de concluir su mandato presidencial continuó influyendo en el gobierno a través de sus sucesores entre 1929 y 1934. Este periodo es conocido como “Maximato”, porque aunque no era presidente, Plutarco Elías Calles decidía sobre muchos asuntos por encima de los presidentes, por ello se le conoció como “Jefe Máximo”.
En los últimos dos años de su gestión enfrentó serios problemas políticos provocados por la guerra cristera, los conflictos con el gobierno de Estados Unidos y el asesinato del presidente electo Álvaro Obregón. Después de concluir su mandato presidencial continuó influyendo en el gobierno a través de sus sucesores entre 1929 y 1934. Este periodo es conocido como “Maximato”, porque aunque no era presidente, Plutarco Elías Calles decidía sobre muchos asuntos por encima de los presidentes, por ello se le conoció como “Jefe Máximo”.
La Constitución de 1917 dispuso limitar la influencia de las Iglesias y la intervención de sus miembros en los asuntos públicos. En 1926, el presidente Calles expidió una ley por la que se cerraron templos y conventos católicos, se obligó a sacerdotes extranjeros a no ejercer el culto y se expulsó del país a otros. En respuesta, las autoridades de la Iglesia católica suspendieron las actividades religiosas en todos sus recintos y sus feligreses realizaron numerosas protestas contra la acción del gobierno, llegando incluso a las agresiones.
El conflicto creció y se convirtió en una rebelión armada que, conocida como “Guerra Cristera”, se extendió por varios estados. Soldados y rebeldes murieron en los campos de batalla. A mediados de 1929 un acuerdo puso fin a este sangriento enfrentamiento. La Iglesia católica acordó no participar en la vida política del país y reconoció la autoridad del gobierno. A su vez, éste se comprometió a devolver los templos ocupados y permitir la reanudación de los cultos.
Durante este periodo la meta principal de los gobiernos de México fue resolver los problemas de su crecimiento económico heredados del pasado. En el campo sus habitantes vivían con grandes desigualdades, carecían de empleo, y sus tierras eran improductivas o les habían sido arrebatadas. En las ciudades había desempleo y los derechos de los trabajadores no eran respetados. Unos cuantos eran dueños de gran parte de las tierras productivas. Inversionistas nacionales y extranjeros explotaban los recursos naturales con privilegios que permitieron su enriquecimiento. Estas desigualdades se agravaban porque México no contaba con suficientes caminos, carreteras, medios de comunicación, presas, electrificación de sus poblados, agua, servicios médicos y otros servicios necesarios para impulsar su crecimiento económico. Los recursos del gobierno eran escasos y los préstamos que obtenía del extranjero generaban intereses muy altos.
Para superar éstas y otras dificultades, era necesario realizar muchos cambios en la organización del trabajo, la propiedad de la tierra, la distribución de los recursos, las funciones del gobierno, los derechos de los trabajadores y campesinos, la participación de la inversión extranjera, la educación, las condiciones materiales de las poblaciones rurales y urbanas, la explotación de los recursos naturales y otros tantos ámbitos de la economía.
Entre 1910 y 1930 la economía mexicana tuvo un crecimiento muy bajo. Poco después experimentó una mejoría que se prolongó en las siguientes cuatro décadas. Causa importante de este crecimiento fueron las reformas e inversiones realizadas en la producción agrícola y en la creación de nuevas industrias.
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